Encuentros y Despedidas
32 Simposium de la SEPTG.
Comité Organizador: Wanda Cogollos, Jesus Gasent, Amparo Llopis, Roberto Mauri, Beatriz Miralles, Jordi Orts, Josep V. Ramón-Car.
“Cuando el vacío danza entre las despedidas, son los encuentros los que ponen la música”.
En el último simposium celebrado, el “espacio” trajo el vacío, como la sombra del mediodía atrae el bostezo de la nada. El “tiempo” vino como casi siempre, cabalgando sobre las notas musicales que pulsan los instantes y acunado por un precioso río que no sabe que este año desembocará en el Mediterráneo.
En este simposium hay varios retos a asumir y el más importante es saber desde donde nos vamos a ubicar para abordarlo. ¿Es una referencia a los procesos de duelo y a las pérdidas narcisistas? ¿Es el vacío “algo” con vida propia que antecede siempre al cambio? O quizás siempre está ahí expectante desde el silencio y ruidoso cuando se manifiesta. ¿Cómo fluye el vacío en lo grupal? Y ¿ cómo lo mira el grupo cuando aparece en las despedidas y se diluye en los encuentros? Y por si acaso, ¿Cómo le hacemos el “vacío” al vacío? ¿Es un referente con lo espacial, lo temporal o sencillamente con lo “ausente”…? En cualquier caso ahí está y como fenómeno intrapsíquico acaba manifestándose de una forma o de otra.
Marea alta y marea baja, movimiento pausado e interminable, cuya cadencia la marca la Luna con el ronco susurro del oleaje. Encuentros y adioses, en el intrincado sendero de la vida, cuyo ritmo lo pone “no sé muy bien quien” en un inequívoco pentagrama capaz de inscribir las más bellas melodías que nos pertenecen y nos identifican, pues son las emociones quienes toman la palabra.
La Bahía de Cullera se enorgullece de vuestra presencia, os esperamos a todos, a los que vais a venir y también a los que no puedan, ya que de presencias y ausencias vamos. Por nuestra parte, asumimos gustosos la tarea de dejar lo más traslúcido posible el largo horizonte que desde la playa se divisa, porque un poquito más allá está el espejo que os devolverá nuestro quehacer. Hasta entonces un abrazo.
Cullera. Mayo del 2005.